
El que disfrute del Risto Mejide mediático sin más, disfrutará de este libro. El que busque en este libro al geniecillo maquiavélico que se esconde detrás de ese producto llamado Risto Mejide, saldrá un poco defraudado: fuera del ámbito televisivo, el autor Mejide sale perdiendo (a no ser que lo comparemos con Pablo Cohelo, un crucigramista o uno de esos poetas de bar que te escriben pareados en las servilletas manchadas de aceite). En la tele, Risto Mejide es un espécimen en vías de extinción, y por tanto reivindicable. En la literatura, sólo es uno más, poco llamativo (salvo si el lector acude frecuentemente como público a OT.) Por ello, quizás, ya desde la primera página, Mejide intenta por todos los medios no parecer otro más: portadas al revés, conteo de páginas a la inversa, páginas que se leen de lado, continuos juegos de palabras, llamadas al lector, autoconciencia del patetismo, reivindicación del propio libro, etc. Recursos que en el medio masivo y homogéneo, resultan. Recursos que en el medio literario, más poliforme y polifónico, no tanto. Aunque, probablemente, tal y como sucedió con su primera obra, ésta terminará siendo el libro de no ficción más vendido del año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario